Recorrió sus costados hasta sus pechos y los cogió con firmeza y delicadeza al mismo tiempo.
Y mordiendo su labio miró a la chica que le cabalgaba moviendo las caderas,buscando la forma de proporcionarle más y más placer.
-Joder nena,me vas a matar.
La miró con deseo.
Miró su pelo revuelto,su boca entreabierta.
Los labios carnosos,húmedos,sus ojos llenos de deseo.
De ganas de él.
Miró su pecho subir y bajar al compás de los jadeos.
Y acarició sus pechos suaves y blancos.
-¡Oh si!quiero serlo todo,lo que te dé la vida y lo que te traiga la muerte,nene.
Se movía sin prisas,haciéndole entrar hasta lo más hondo de su ser, sintiéndole suyo.
Se sintió estremecer,llegar al clímax y se vació en ella,repitiendo su nombre una vez más,cerrando con fuerza los ojos jadeando.
Habían hecho el amor una,dos,tres…no sabía el número exacto de veces que se habían amado.
De forma salvaje…lenta…entregándose el uno al otro sin tapujos ni tabúes. Haciendo realidad cada una de sus fantasías.
La sintió inclinarse y acurrucarse en su pecho.
Sintió su piel húmeda por el sudor y la abrazó una vez más.
Abrió los ojos y la contempló.
Tenía los ojos cerrados.
Las pestañas largas,rizadas.
La boca,aún entreabierta,dejando escapar de vez en cuando sonoros suspiros tratando de calmar su agitada respiración.
Era bonita,de eso no había duda.
Sonrió sin darse cuenta y pensó que estaba preciosa después de hacer el amor. Sintió los suaves dedos de ella jugueteando en su costado y un escalofrío recorrió su columna.
La abrazó con más fuerza y besó su cabeza.
Y de repente se dió cuenta,la amaba.
Y se hizo una promesa a sí mismo:jamás dejaría de cuidarla.No volvería a pasar una noche en la que ella durmiera sola.
Nadie jamás volvería a hacerla daño.
Sonrió,contento con su promesa y cerró los ojos.
Y poco a poco fue dejándose vencer por el sueño sin soltar a la mujer que había prometido proteger,sin soltar a la mujer que amaba.
